6 de junio de 2011

Cuanto al vapor...

Despertó repentinamente... los primeros rayos del sol se colaban por esos pequeños orificios en el techo de lamina y el calor que se sentia en aquel pequeño cuarto de madera y lamina se hacia cada vez mas insoportable, lo que él llamaba cama no era mas que un pedazo de colchon y arapos pero aun asi cada dia hacia la cama religiosamente pues era lo unico que le habian enseñado como su obligacion, ya no buscaba algo que comer, solo se ponia la misma playera que habia usado los ultimo 5 dias y salia a buscar algo que comer pero antes de eso salia al patio y ponia en aquella basija cochambrosa un par de huesos que celosamente guardaba en una bolsa de plastico colgada de un pedazo de alambre en la parte alta del tejaban, en eso se hacercaba pronto "el chacho" un perro criollo de no muy buen aspecto, caminaba con dificultad y comia con otra poca ya que era su unico amigo, su amigo que lo habia acompañado por los ultimos 15 años "chacho" era lo unico que tenia... Salia y el recorrido de siempre era hacia aquel viejo mercado rodeado de cantinas y prostubulos, aquel mercado donde alguna vez trabajo pero por culpa de sus adicciones siempre termino en la calle de donde venia, llegaba a aquella vieja panaderia y urgaba dentro del bote de basura sabia que siempre hiba a encontrar un pan quemado o que algun cliente distraido tiro y piso, lo sacudia un poco y se lo llebaba a la boca y lo saboreaba como si estuviera desayunando en aquel restauran por el que pasaba en la tarde donde muchos señores "encorbatados" se disponian a merendar, era su manera de hacer mas placentero su desayuno. Mientras caminaba pensaba que hiba a hacer cuando "el chacho" se fuer a al cielo, asi llegaba a aquella carniceria que le dejaba un vaso de leche y la bolsa de huesos para el chacho, lo bebia con tanta desesperacion que pareciera que se encontraba en medio del decierto y no habia tomado liquido por semanas, despues de eso se apresuraba a salir de ahi porque el dueño le habia advertido que no le gustaba verlo por ahí a la hora que abria porque le espantaba la clientela, y asi lo hacia era la manera de agradecerle ese vaso de leche que le dejaba diariamente, ahora si despues de ese gran desayuno era hora de ponerse a trabajar... buscaba un periodico viejo en la basura de los departamentos por los cuales pasaba para ir a aquella pintoresca plaza, una vez que llegaba y se sentaba en la misma banca hacia como que lo leia a la sombra de aquel gran encino...

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